Ciclo UNAM (10) Las neuronas sí pueden regenerarse; la taurina, indispensable.

Las neuronas dañadas a consecuencia de accidentes, enfermedades como Parkinson y Alzheimer, o bien por edad avanzada, podrán ser reemplazadas en un futuro por células troncales y la taurina (aminoácido que se encuentra en los tejidos de muchos animales, incluidos los seres humanos) desempeñará un papel decisivo para que esas células proliferen y se trasladen eficientemente a los sitios donde sean requeridas, explica Herminia Pasantes, investigadora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

“Al estudiar las células troncales pudimos ver que la taurina aumenta su proliferación; después veremos si es necesaria para su migración y buscaremos el mecanismo mediante el cual realiza estas acciones. Con ese esquema explicaremos por qué es importante en la maduración correcta del cerebro”, comentó Pasantes.

De acuerdo con la evidencia relativamente reciente, existe la certeza de que en el cerebro adulto hay células de este tipo, que dan origen a nuevas neuronas. A este hallazgo contribuyó de manera decisiva Arturo Álvarez Buylla, quien obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por sus estudios en neurogénesis.

El trabajo de Álvarez Buylla fue de los primeros en demostrar que se podían formar neuronas a partir de las troncales localizadas en dos regiones muy pequeñas y específicas del cerebro adulto, lo que echó por tierra la creencia de que no se podían reponer una vez perdidas. En la actualidad, Herminia Pasantes y su equipo de trabajo, investigan la participación de la taurina en los mecanismos con los cuales las células troncales generan otras que podrían diferenciarse y trasladarse a lugares donde algunas murieron.

Un caso diferente y más complicado…
Con otras células las cosas pueden ser más sencillas; con las del cerebro el proceso se complica porque no basta con tener una troncal con el neurotransmisor de la neurona que murió, sino que debe llegar al sitio donde ocurrió la pérdida y restablecer los contactos funcionales. “Supongamos que la troncal ya se diferenció en una neurona que liberará el neurotransmisor que hace falta, dopamina para el Parkinson, por ejemplo; entonces, hay que colocarla en el lugar donde murió la original y esperar a que haga el contacto adecuado con las otras, para que les dé la orden y se restablezca el control motor perdido en el paciente”, explicó Pasantes.

El aporte necesario…
Si la taurina faltara en el desarrollo del cerebro (es decir, hasta los primeros años de vida del individuo), la migración y la organización de las neuronas no resultarían exitosas. Debido a ello, es de gran importancia que las mujeres embarazadas y los recién nacidos (hasta los dos o tres años) tengan el aporte necesario de ese aminoácido.

“Siempre se había dicho que la taurina sólo se encontraba en la carne. Esa afirmación despertó nuestra preocupación, por lo que medimos su contenido en las plantas comestibles y la encontramos en las semillas de las oleaginosas (nueces, pistaches, avellanas) y de las leguminosas (todas las variedades de frijol, por ejemplo)”.

A partir del resultado, la universitaria aconseja a las mujeres gestantes que, si no comen carne, no dejen de consumir frijoles y, después del “destete”, proporcionen al niño una dieta que los incluya. “En muchas comunidades, sobre todo en ciudades, la gente ya no consume esos alimentos; por ello, como lo demostramos en un estudio sobre el contenido de taurina en la leche materna en áreas urbanas y rurales, la cantidad de este aminoácido en las gestantes en zonas urbanas es significativamente menor”, indicó.

Aunque es difícil que la taurina falte en los adultos porque el organismo se adapta para conservarla, la preocupación de la investigadora se centra en las embarazadas, pues éstas la movilizan de sus tejidos para concentrarla en su leche. Entonces, si una mujer tiene varias gestaciones sucesivas y no se alcanza a rellenar su ‘depósito’, habrá menor cantidad en su leche y surgirán dificultades en el desarrollo del cerebro del lactante.

Este texto fue seleccionado por Ana Rosa Uribe Montiel

para Mundo y Tecnología. Fuente texto y foto: UNAM

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