miércoles, 27 de julio de 2011

Se pierde con la edad habilidad de aprendizaje, revela estudio en Estados Unidos.

A medida que transcurre el tiempo es natural el deterioro de los sistemas y las funciones del organismo, pero existen factores que influyen para mermar las capacidades. El estrés y su efecto en nuestras habilidades intelectuales es una clara muestra de ello.

Investigaciones realizadas en la Escuela de Medicina Mount Sinai, en Estados Unidos, revelaron que con los años el estrés afecta las neuronas prefrontales encargadas del aprendizaje, éstas se “encogen” impidiendo conectarse para hacer sinapsis.

“Suponíamos que estas neuronas se alterarían con la edad, pero la pérdida de plasticidad sináptica en el contexto de la experiencia vital tiene implicaciones profundas para el deterioro cognitivo con la edad”, afirmó John Morrison, quien formó parte de la investigación.

Al envejecer el cerebro tiene un declive funcional. Los procesos cerebrales se modifican y las neuronas espinales son menos flexibles a consecuencia de los altos niveles de estrés. Lo anterior hace que se dificulte la asimilación de información novedosa.

Morrison afirma que “la corteza frontal está constantemente reenviando impulsos en respuesta a las experiencias vitales”, sin embargo, con la pérdida de neuronas espinales, se reduce la posibilidad de responder debido a que los impulsos neuronales no se presentan en un 100% de lo necesario.

Para llegar a estas conclusiones el equipo de científicos experimentó con ratas jóvenes, adultas y longevas. Las colocaron en un mismo ambiente espacio-temporal y estuvieron expuestas a situaciones que estimulan la segregación de hormonas vinculadas al estrés.

Posteriormente, al analizar las neuronas espinales (necesarias para la sinapsis); observaron que las ratas jóvenes poseen la capacidad de adaptarse al estar expuestas a factores estresantes, en el caso de las ratas maduras fueron pocos los cambios registrados y las ratas de mayor edad no mostraron cambio alguno, lo que únicamente significa una cosa, que no tuvieron la facilidad para resistir como cuando eran más jóvenes.

John Morrison asegura que “los animales viejos pierden esencialmente su capacidad para la plasticidad inducida por la experiencia”. Estos hallazgos sientan bases importantes para el estudio, tratamiento y prevención de enfermedades neurodegenerativas propias del envejecimiento como el Alzheimer.

La investigación publicada en la revista Journal of Neuroscience nos permite entender por qué las personas de acuerdo a su edad perdemos destreza para aprender. Aunque existen cosas que ni el inevitable paso del tiempo puede borrar. Morrison enfatiza que "una de las grandes cosas de la edad es que no pierdes experiencia. No pierdes las sinapsis y conexiones muy estables”.

Se concluye que el envejecimiento causa una pérdida considerable en la capacidad cerebral para responder ante situaciones estresantes, algo crucial para el proceso de aprendizaje. Un claro ejemplo de ello es la facilidad que tienen los niños para aprender un segundo idioma.

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