domingo, 20 de febrero de 2011

Reino animal bajo la lupa (1) / Grillos “galanes”, ácaros en plena cópula y un eslabón perdido.

La lupa de los investigadores científicos no se ha levantado de las pequeñas formas de vida en nuestro planeta. Son tres los casos que a lo largo de la semana han acaparado los reflectores de los medios de comunicación especializados en ciencia. El pasado 2 de marzo de 2011 estudiosos australianos se enfocaron en la forma de apareamiento de los grillos y encontraron interesantes variantes. Revelaron que los más fuertes hacen el peculiar ruido que los caracteriza y los más débiles se “perfuman” para atraer a las hembras.

En una investigación, llevada a cabo por Melissa Thomas y Leigh Simmons, perteneciente al Centro de Biología Evolutiva de la Universidad de Australia Occidental, se develó que la capa de grasa que cubre a los grillos tiene otra función independiente a la prevención de pérdida de agua, y se podría pensar que no necesariamente de primera necesidad. Al igual que una prenda fina para las personas, la composición química en la que se cubren algunos grillos es un reflejo del estatus social de este insecto.

Cuando los grillos machos se pelean el triunfador se alza con la victoria produciendo un sonido de cortejo en presencia de su contraparte subordinada. Ante esa circunstancia, los grillos subordinados se ven obligados a suprimir su canción debido a los intermitentes ataques de los que son víctima y a producir altas cantidades de hidrocarburos cuticulares, unas sustancias vinculadas a la reproducción equivalentes a plumajes vistosos y atractivos. La circunstancia es parecida a la que se presenta en seres humanos: los hombres fuertes y agresivos contra los galanes de traje y perfumados.

Pero la sexualidad de los insectos también se puso de manifiesto en otro estudio. Ahora nos trasladamos a Estados Unidos y a Rusia. Los especialistas Pavel Klimov, de la Universidad de Michigan, y Ekaterina Sidorchuck, del Instituto de Paleontología en la Academia Rusa de Ciencias, hicieron referencia a una especie extinta de ácaros en la cual los roles sexuales tradicionales se encontraban invertidos.

Resulta que unos ácaros se quedaron prisioneros en ámbar mientras copulaban hace unos cuarenta millones de años. La pieza rescatada evidenció que los ácaros hembras eran más poderosos que los machos. De acuerdo a la revista Biological Journal of the Linnean Society queda demostrado una vez más que en los ácaros como en otros animales, incluido el ser humano, la contienda de los sexos se ha mantenido a lo largo de toda la evolución.

En la actualidad, los machos de aquellas minúsculas formas de vida responsables de muchos casos de alergia en el mundo son los dominantes en sus relaciones sexuales. Cada género sexualmente se enfoca en la protección de sus intereses. En el caso de los ácaros, los machos se benefician forzando a las hembras a aparearse y asegurándose de que otros machos no se apareen con ellas.

En el caso de la especie de ácaros extinta, y que resultó atrapada en el ámbar, las hembras muy probablemente buscaban la mejora y preservación de su especie ya que al dominar a los machos garantizaban una mejor descendencia al seleccionar parejas superiores al mismo tiempo que evitaban copulación frecuente.

En la especie de ácaro extinta conocida como Glaesacarus rhombeus el macho carecía de los órganos especializados para sujetarse a las hembras. Posteriormente, la evolución hizo que los machos de los ácaros actuales sí las tengan. Respecto a la hembra de la especie ya desaparecida tenía una protuberancia parecida a una almohadilla en su trasero que le permitía controlar la sujeción… Y de pensar que todo se descubrió por una pareja de ácaros en pleno “acto sexual”.

Pero los animales extintos fosilizados ofrecen algo más que información de índole sexual. También revelan posibles antecesores de especies animales actuales. Ahora nos trasladaremos a Pekín. Científicos de ese país encontraron algo sorprendente que no pudieron calificar más que como un "cactus andante". Tiene 520 millones de años y se sospecha que pueda ser el antepasado descubierto más antiguo de las actuales arañas.

De aspecto bizarro tenía diez pares de patas completamente articuladas y seis centímetros de longitud. Se denominó con el nombre de "Diania Cactiformis" y es considerado el primer eslabón perdido entre los artrópodos y los gusanos. Vivía en el fondo marino de lo que ahora es la provincia de Yunnan, en la cordillera del Himalaya y al suroeste del país asiático. El hallazgo aporta evidencias de que los artrópodos evolucionaron a partir de los lobopodios, esto es, los antepasados de los gusanos, cuyos registros fósiles se remontan al periodo Cámbrico.

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