sábado, 1 de mayo de 2010

Comparte el pez cebra 80% de su carga genética con los seres humanos.

El pez cebra o danio rerio es originario del sudeste asiático y se caracteriza por su nado inquieto. Comparte más del 80% de su carga genética con la de los seres humanos, de allí que padezca enfermedades parecidas al tener sus órganos funciones básicas semejantes. Lo anterior, sumado a su capacidad sorprendente para regenerar tejidos y a su fácil y económica reproducción, lo ha hecho acaparar la atención de la comunidad científica.

Existen otros animales con la capacidad de regenerar tejidos como las salamandras y los tritones, pero el pez cebra, además, es capaz de regenerar tejido cardiaco. Lo anterior quedó demostrado cuando científicos extirparon mediante técnica especializada alrededor del 20% de uno de sus ventrículos. Tiempo después, los peces recuperaron el tejido perdido sin que la función de su órgano vital se viera deteriorada.

Debido a que sus embriones son transparentes y sus órganos se forman por completo en aproximadamente 24 horas son utilizados para experimentar con nuevos fármacos con el objetivo de ampliar la posibilidad de nuevos tratamientos contra diversas enfermedades en los seres humanos. Incluso se ha trabajado con ejemplares de esa especie para estudiar los mecanismos que controlan el dolor y las adicciones. Todo gracias a que es posible estudiar su función y desarrollo biológico en pocas horas y en circunstancias diferentes, lo que los convierte en una “llave” del progreso en genética.

La esperanza de la comunidad científica y médica es descifrar el mecanismo que les permite a los peces cebra regenerar tejidos amputados incluso del músculo cardiaco. La especie resulta también apropiada para estudios relacionados con la biotecnología y la alimentación. Debido a ello, su uso se ha venido expandiendo a laboratorios de todo el mundo desde la década de los setenta. Son también utilizados para hacer pruebas de toxicidad y descubrir moléculas que pueden, por citar un ejemplo, ayudar a bajar el nivel de colesterol en la sangre.

Para los ensayos de toxicidad in vitro primeramente seleccionan una molécula. Luego incuban los embriones en las cajas de Petri en que se suministrará o inyectará directamente en cada espécimen. Posteriormente son sometidos a temperaturas de 26 grados centígrados para ser observados a través de una lupa o microscopio y así analizar su desarrollo. Buscan entonces si muestran o no deformaciones o simplemente mueren. Los resultados son importantes, pues se pueden extrapolar a los seres humanos debido a que comparten el 80% de nuestra carga genética.

Los peces cebras son modificados genéticamente para poder observar sus órganos vitales con mayor precisión. Es posible lograr ejemplares de otras tonalidades incluso fluorescentes. Fue en la Universidad Nacional de Singapur en que el doctor Gong Zhiyuan y sus colegas implantaron en el genoma del pez cebra un gen extraído de una medusa que sintetiza naturalmente una proteína de fluorescencia verde.

La mejor opción para un acuario
Independientemente de sus aplicaciones en el campo científico se han vuelto uno de los peces más comunes en acuarios de todo el mundo. Se mueven rápido, lo que da movimiento a los estanques de los aficionados, y su reproducción es simple, ya que sólo requieren de una pecera o recipiente con canicas de vidrio en el fondo para resguardar los huevecillos de sus voraces padres. La alimentación es vital después de que pierden el saco vitelino y se hace con infusiones especiales para alevines. Esos peculiares animalitos hasta en el sueño se parecen a los seres humanos ya que concilian el sueño cuando es de noche o son sometidos a la oscuridad.

Foto cortesia de GloFish: http://www.glofish.com/photos.asp Peces modificados genéticamente para brillar en la oscuridad.

1 comentario:

  1. yo opino que aunque estos peces sean atractivos para nosotros, debemos de tener cuidado debido a que traera en algun futuro problemas.

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