Sin duda, los avances durante la última década en materia de computación, electrónica y el campo de las comunicaciones hicieron posible dotar de inteligencia a hogares, aparatos y edificios. El dolor de cabeza para quienes aseguran que la inteligencia es exclusiva de los seres vivos, puede ser la siguiente definición en algunos diccionarios: Inteligente: "dícese de máquinas, sistemas, edificios, etcétera, que mediante control de ordenador y redes de conexión pueden actuar automáticamente, adaptándose a cada situación". Es decir, la aptitud de entender y reaccionar ahora también es privilegio de las máquinas.
La Torre Mayor de la Ciudad de México es claro ejemplo de lo que son los edificios inteligentes. Ese rascacielos con 55 pisos de acero, granito, concreto y cristales de tecnología de punta, considerado uno de los edificios más altos y recientes de Latinoamérica, tiene un sistema que le permite controlar de forma automatizada el uso de energía eléctrica, clima y los accesos.
En noviembre de 2002, el dueño de la Torre Mayor recibió una presea gracias a las condiciones de seguridad, instalaciones, concepto arquitectónico y sus sistemas de video, voz y datos para mejorar el entorno de su propiedad y de quienes ubican sus oficinas en ese lugar.
Las palabras "edificio inteligente" llaman la atención de muchas personas. Su descripción está ligada estrechamente a la domótica, disciplina encargada de aplicar las nuevas tecnologías a hogares y edificios con cuatro objetivos principales: bajar el consumo de electricidad, incrementar la seguridad, mejorar las comunicaciones con el exterior y generar mayor comodidad.
En la actualidad se expande poco a poco el mercado de las viviendas inteligentes, porque a través de las computadoras y sensores se hace posible, entre otras tareas, controlar la calefacción, bajar o subir cortinas, regular la intensidad de las luces y conectar y desconectar aparatos de forma automática sin la intervención de los usuarios. Además de esas funciones, un sistema domótico contribuye a la seguridad, ya que previene incendios o fugas de agua al comprobar las instalaciones y tuberías del inmueble.
En caso de emergencia, el sistema desactiva la toma afectada de corriente, cierra tuberías y hace llamadas automáticas a números telefónicos de emergencia. Técnicamente, los sistemas domóticos se componen de cuatro elementos: un centro de control, que es la computadora dotada de los programas necesarios para realizar las funciones solicitadas. Los terminales, es decir, el conjunto de dispositivos encargados de recibir instrucciones del centro de control, por ejemplo, la televisión o el aparato de aire acondicionado. Los elementos de campo o sensores, como detectores de humo, termostatos, y la red o cableado que une a todas las partes. A pesar de los altos costos de esa tecnología, cada vez más personas hacen uso de ella.
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