Claro ejemplo de lo anterior, se dio hace cuatro años en el Centro Safar para la Investigación en Resucitación, de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos. Un grupo de científicos lograron la reanimación de perros cuya muerte clínica inducida fue de hasta tres horas. Lo anterior se logró gracias a un procedimiento en el que se extrae la sangre del sistema circulatorio de los perros para posteriormente ser reemplazada por una solución salina enfriada con glucosa y oxígeno.
Los animales cuyos signos vitales habían sido recuperados gracias a un electrochoque en conjunto con la reincorporación de sangre a sus venas y suministro de oxígeno para reanimar su corazón y pulmones podrían considerarse “perros zombis”, ya que se había comprobado la falta de respiración y actividad cardiaca aunque, cabe destacar, no de muerte cerebral.
Se informó que la intención de los médicos es salvar, en un futuro, la vida de soldados heridos cuyas heridas no den el tiempo para proceder quirúrgicamente. Con la técnica se podría inyectar esta solución salina enfriada con oxígeno y glucosa en las venas de soldados gravemente heridos y dejarlos así, a la espera de ayuda de paramédicos, sin que sus órganos vitales se vean comprometidos.
La temperatura corporal de los perros transfundidos con agua salina se reduce a unos 7 grados centígrados lo cual permite conservar en buen estado sus tejidos y órganos por unas horas y de esa forma repararlos por medio de cirugía.
La mayoría de los perros del experimento no sufrieron daños orgánicos aparentes. “Los resultados son asombrosos. Creo que en 10 años estaremos en condiciones de prevenir la muerte de un cierto segmento de personas a las que se aplique esta tecnología”, señala uno de los especialistas.
Pese a esas posibilidades médicas algunos grupos protectores de animales ya expresaron su rechazo a la realización de este tipo de estudios con perros.
De no ser porque la institución que está detrás de esta investigación es absolutamente respetable, fundada por Peter Safar, reconocido inventor de la respiración boca a boca y de la reanimación cardiopulmonar, todo parecería ser ciencia ficción más que un caso de ciencia.
Condiciones semejantes se presentan en operaciones de riesgo afirma un especialista en Italia. Sergio Pintaudi agrega que la anestesia permite reducir mucho la actividad cerebral, induciendo por un largo tiempo a un estado de narcosis profundo sin que por esto se pueda hablar de una muerte cerebral.
Se descarta hasta el momento la posibilidad, de inducir muerte aparente por tiempos prolongados para beneficiarse de los futuros avances médicos ya que se corre el riesgo de muerte cerebral. Habrá que esperar al menos hasta el año 2015, fecha en la que los científicos aprobarían el inicio de estos experimentos en seres humanos.
Por su parte, la empresa BioTime, de Berkeley, California, también ha conseguido, gracias a un producto denominado HetaCool, reanimar animales luego de un par de horas de muerte clínica inducida por medio de enfriamiento. Estos no mostraron ningún daño físico o psicológico debido a que el HetaCool es un producto similar a la sangre diseñado para ser empleado a bajas temperaturas y, de esa forma, hacer posible prolongar el tiempo durante el cual un cuerpo puede ser mantenido en estado de suspensión cardiaca y circulatoria para una intervención quirúrgica. El producto reemplaza la sangre del sistema circulatorio y evita de esa forma la obstrucción de los vasos sanguíneos que se produce cuando la sangre es enfriada a casi un punto de congelación.
El HetaCool se venía empleando hace años como un expansor del volumen plasmático en pacientes humanos, con el nombre de Hextend. Debido a su resistencia a la congelación, la empresa BioTime pensó en esta nueva aplicación, aún en fase de experimentación con animales, pero que podría aplicarse en breve en seres humanos.
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