El mismo diccionario Larousse nos aclara gráficamente que los chícharos y los ejotes en vaina son frutas… En todo caso frutos, si nos apegamos estrictamente a la ciencia, pues proceden del óvulo fecundado de una flor. Por ende, y tomando en cuenta el modo de reproducción sexual de las plantas, el jitomate, el tomate y el chile son frutos (frutas para la gastronomía) y no verduras y la caña no tiene comparación con nada semejante debido a que su parte “comestible” no es más que el tallo de una gramínea tropical.
Podemos precisar que a pesar de que “Fruta” es una palabra correcta si utilizáramos “Fruto” que también está en el diccionario no existirían preguntas cuyas respuestas para la mayoría serían muy confusas. De hecho “Fruto” es la acepción de “Fruta”. ¿Por qué no mejor decir “Fruto” en vez de “Fruta”? Tendríamos un idioma muy científico, pero tal vez más preciso.
Todos los frutos tienen semilla y provienen de una flor; esa es la clave, aunque existen quienes cuestionan algunas variedades de uvas y limones que no tienen semillas. No falta quien se atreve a decir que las fresas no tienen cuando en realidad están sobre su superficie. A esas personas debe aclararse que el ser humano se ha dado a la tarea de hacer posible la reproducción de frutos evadiendo la vía sexual de las plantas.
Existen uvas y limones transgénicos cuyas semillas se han eliminado a voluntad. Aunque tales variantes también se consiguen por métodos asexuales más convencionales como los esquejes de material vegetativo o los injertos, es decir, cruza de especies diferentes.
Una de las características de los frutos que nos suelen hacer dudar sobre si son o no lo que en realidad son, es su sabor. La dulzura no es clave para saber si algo es fruto o verdura. La clave para saberlo es si tiene o no semillas en su forma natural y sin intervención de la mano humana; y, todo ello, porque en definición científica el fruto consiste en la semilla de su planta productora más un envoltorio protector de grosor y anatomía variables así como de textura carnosa o jugosa o más o menos seca como la de las nueces.
Existen tres tipos de frutos. Los dehiscentes que se abren por sí solos para soltar las semillas. Ejemplos de ellos son los ejotes y los chícharos. En esta categoría la gran mayoría no son comestibles. Los indehiscentes que necesitan de la intervención humana o animal para liberar la semilla, entre los que se encuentran la mayoría (naranja, limón, pepino, manzana, etcétera) excepto los denominados falsos frutos o infrutescencias producto de la intervención de varios elementos de la flor, además del ovario, y que siempre son el resultado de flores agrupadas en una inflorescencia como la zarzamora, higo, fresa o mora.
Es importante cobrar consciencia de que cuando comemos un fruto somos partícipes del ciclo reproductivo de una planta. ¡Que razón tenía Baloo, personaje de El Libro de la Selva!, cuando se refería al plátano como el fruto del banano y que error el ver la caña en las pinturas de fruteros de prestigiados artistas.
¿Y las verduras? Las verduras son hortalizas cuya parte comestible son los órganos de la planta, como los tallos, las hojas, raíces etc. Eso incluye las cañas que son el tallo de una planta. Las papas y las zanahorias por tanto son verduras y el chayote y los aguacates, frutos. *En el sentido gastronómico "Fruta" y "Fruto" no son lo mismo. "Fruta" se refiere a los frutos comestibles y "Fruto" a los no comestibles. Texto: última revisión 15 de mayo de 2016.
Excelente artículo me aclaró varias dudas, lo recordaré cuando vaya a comprar frutos y verduras para distinguir y seguir aprendiendo... Saludos.
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