Si la intención es esa, antes de tomar cualquier decisión es importante saber que por lo regular existen cuatro clases de peces de ornato: los de agua dulce, entre los que se encuentran los tropicales y los de bajas temperaturas, que habitan exclusivamente en ríos y lagos; los marinos, que únicamente sobreviven en el mar; y los de medios salobres, que habitan en zonas intermedias de agua dulce y salada.
Las diferentes técnicas que se utilizan para recrear tan diversas condiciones en peceras se engloban en la acuariofilia, técnica de mantenimiento, cría y selección de especies acuáticas que data de hace mil años en China, tiempo en que dio inicio el cautiverio para los peces de estanque o de agua fría. Así es que se puede decir que ellos en particular fueron los habitantes de las primeras peceras en el mundo.
Las necesidades de los peces de agua fría son diferentes a las que tienen los peces tropicales, marinos y de medios salobres. Los también denominados goldfish son descendientes de la carpa crucial y se caracterizan por su alto consumo de alimento y propiedades que se hallan en el agua, entre ellas el oxígeno.
Al paso del tiempo estas especies han sido víctimas del ingenio del hombre pues en la actualidad se han conseguido 125 variedades diferentes de peces de agua fría, debilitando su sistema inmunológico por las constantes mutaciones y cambios genéticos a que son sometidos. Todas las alteraciones en su estructura se han logrado por lo regular a través de la crianza selectiva con diversos ejemplares.
Por su parte, los peces tropicales, si bien también son de agua dulce, requieren de menos oxígeno, claro ejemplo son los ejemplares de pelea conocidos como Betta Splendens, que sobreviven en un vaso con agua hasta por un mes. Además, se desarrollan en temperaturas más altas que incluso superan los 26 grados centígrados y a diferencia de los peces de medios fríos, que no deben de estar a temperaturas superiores a los 20 grados, requieren de menos consumo de alimento.
Maravillas acuáticas como pequeñas anguilas, mantarrayas y peces arquero, que se caracterizan por atrapar moscas a través de disparos de agua de hasta de un metro de largo fuera de la superficie, pertenecen a aguas salobres, es decir, que viven o se reproducen entre los causes que unen a los ríos con el mar. Ante esa característica es vital tener altas concentraciones de sal en el agua de las peceras y suministrarles alimentos vivos como otros pequeños peces, pulgas de agua, artemia salina o diminutos gusanos conocidos como tubifex para poder mantenerlos con vida y en estado saludable por tiempo prolongado.
En lo que respecta a los peces marinos, vale decir que son los más difíciles de conservar pues el recrear su medio natural en cautiverio requiere no solo de sal especial, sino de muchos aparatos destinados a la filtración y eliminación de partículas nocivas y mortales para la vida marina como lo es el amoniaco. Sin embargo, una vez hecha la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo y estabilizando el medio podrá disfrutar de hermosas anémonas, estrellas y caballitos de mar, y para los que gustan de emociones fuertes, de arañas acuáticas, tiburones y hasta pulpos.
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