Plátanos radiactivos en riesgo de extinción; Los afecta falta de variación genética.

Uno de los frutos más económicos y nutritivos es el plátano también conocido como banana. Su sabor es característico al igual que su olor, y su existencia es muy peculiar debido al proceso evolutivo por el que ha pasado. Para empezar, el plátano es una especie en peligro de extinción a pesar de ser tan abundante y encontrarse en millones de comercios de todo el mundo. Ello se debe a que la planta que le da origen no ha tenido intercambio sexual en años.

Con el paso del tiempo el fruto del banano ha sufrido mutaciones que lo han convertido en una fruta muy dulce aunque estéril y sin semillas. Tal condición le confiere vulnerabilidad ante los hongos que suelen atacarlo como el Mycosphaerella fijiensis, responsable de la enfermedad de la Sigatoca Negra, la cual es muy destructiva y amenaza su producción mundial.

La enfermedad (1) “ataca las hojas de las plantas, produciendo un rápido deterioro del área foliar cuando no se combate, afecta además el crecimiento y productividad de las plantas al disminuir la capacidad de fotosíntesis. También produce una reducción en la calidad de la fruta, al favorecer la maduración de los racimos, lo cual es la mayor causa de pérdida”. (Douglas y Ronald, 1992)

La especie de plátano que actualmente consumimos es denominada “Cavendish” y es muy vulnerable debido a su falta de diversidad genética. El problema deriva de que se ha cultivado a nivel mundial como única variedad al igual que se hizo en su tiempo con su antecesor, la variedad “Gros Michel”. Es por ello, que una simple plaga puede extinguir la especie en cuestión de tiempo, lo que invita a redoblar esfuerzos por conseguir mejores plaguicidas.

Además de la lucha contra las plagas científicos buscan, hasta ahora sin éxito, la creación de una nueva especie que reemplace a la actual y vulnerable variedad “Cavendish” con el objetivo de garantizar las reservas del fruto para las próximas generaciones. La esperanza por lograrla se inspira irónicamente en el vigente “Cavendish”, especie lograda por el ser humano para hacer frente a la desaparición de “Gros Michel” clasificación de los primeros plátanos.

Así es que el comer un banano o plátano podría convertirse pronto en cosa del pasado agravando la situación alimenticia de los países más pobres que dependen de su producción. Todo es cuestión de que la plaga se salga de control y todo podría acabarse pronto. Entonces, únicamente será posible recordar o conocer los plátanos gracias a los libros y los saborizantes artificiales.

Al principio del texto se expuso que la existencia de los plátanos es muy peculiar y no sólo se hace referencia a su vulnerabilidad y peligro de extinción, sino en sus propiedades. Los bananos son una fuente natural de isótopos radiactivos al extremo de que unos cuantos racimos pueden activar los sensores instalados en los puertos de Estados Unidos. Si tuviéramos juntos 500 millones de ellos su potencial sería equiparable a la exposición por diez minutos al núcleo del reactor de Chernóbil tras su explosión y derrumbe.

Sorprendente ¿no? ¿Entonces cómo es que no nos hacen daño? Bueno, para que ello suceda se requeriría consumir 20 millones de ellos en un solo día, lo cual se antoja imposible. Con ello queda en evidencia que el peligro de algo se encuentra en la dosis.

La mayoría de todo lo que existe, incluida la radiación, sólo representa peligro cuando se tiene en cantidades suficientes para que suceda. La distinción entre lo que puede ser tóxico y lo seguro no es realmente una distinción de grado, sino de cantidad. Tal teoría es válida para casi todo, desde el agua y las vitaminas hasta las peligrosas sustancias químicas. A partir de esa premisa es que se puede decir que para morir envenenados por la radiación de plátanos deberemos comernos 20 millones de ellos en una “sentada”. Para llegar a esa cantidad requeriríamos consumir 700 diarios durante una vida de ochenta años. ¿Verdad que es imposible?

Los plátanos son radiactivos por su naturaleza a consecuencia de sus generosas cantidades de potasio el cual contiene un 0,0117 por ciento de potasio-40 (isótopo K-40). En un plátano de unos 150 gramos tenemos aproximadamente 600 mg de potasio, que contiene unos 0,070 mg de potasio radiactivo equivalentes a 18.5 becquerels. Ello nos lleva a deducir que el perfil radiológico medio del plátano es por tanto de unos 120.37 becquerels por cada kilo aproximadamente.

La cáscara del plátano también tiene características para sorprendernos. La investigadora química de la Universidad Federal de São Carlos, cerca de São Paulo, Milena Boniolo, descubrió que la piel del banano es muy útil para limpiar el agua debido a su estructura y moléculas que por su carga negativa despojan de metales pesados y otros contaminantes al líquido. Como parte del proceso se secan las pieles del plátano para luego convertirlas en polvo. / Investigación documental en diferentes medios/ (1) Cita íntegra tomada de *Monografias.com

Comentarios