El aparato de videojuegos más complejo y poderoso de la actual generación de consolas es sin duda el PS3 de Sony. Fuera de cualquier controversia sobre las capacidades del sistema frente a su competencia destaca su interesante arquitectura y su potencial que le permitió meterse a las altas esferas del gobierno de Estados Unidos.
Su procesador aunado a su antiguo sistema operativo con soporte en Linux lo convirtieron en herramienta ideal debido a sus bajos costos y alta capacidad para el área de investigación y estrategia estadunidense. Lamentablemente, los desarrolladores del dispositivo tenían otros intereses comerciales en su producto y pronto ofrecerían una actualización obligatoria a los usuarios del sistema en línea que terminaría con las ventajas ajenas al entretenimiento.
Fue el pasado 12 de mayo de 2010 cuando Sony lanzó su actualización del sistema la cual eliminó por completo la capacidad de PlayStation 3 de correr Linux. Las consecuencias para el usuario promedio fueron nulas, pero el asunto es un verdadero dolor de cabeza en las instituciones privadas y gubernamentales norteamericanas que utilizan el sistema PS3 con estrictos objetivos de investigación.
De acuerdo a información de alcancelibre.org fue en 2009 cuando el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos utilizó en un principio 336 sistemas PlayStation 3 para crear un racimo (cluster, o agrupamiento) con procesamiento de 53 teraflop. Una vez completado el objetivo decidieron hacer crecer el racimo a dos mil doscientas consolas PlayStation (que luego se decidió reducir a mil setecientas).
Para ello fue necesario un contrato de 663 mil dólares adjudicado en enero de 2010 a una pequeña compañía de nombre “Fixstar”, quien proveería al gobierno de mil setecientas consolas PlayStation 3 de 160 GB. Conseguir tantos dispositivos fue tan complicado para quienes participaron en la licitación, que el gobierno hizo obligatoria una carta de parte de Sony en la cual se certificase que el número de unidades requeridas estaba disponible.
Afortunadamente, la entrega, desempaque e instalación de GNU/Linux en esas consolas se realizó un mes antes de que Sony decidiera impedir la instalación de otros sistemas operativos en PlayStation 3. La decisión de Sony, pese a ir en contra de los intereses de instituciones y empresas en estados, tuvo poco impacto sobre el racimo configurado de la Fuerza Aérea por obvias razones: los aparatos jamás se conectan a PlayStation Network y no necesitan actualizar la programación. El problema vendrá cuando algunos sistemas fallen y sea necesario llevarlos a reparar, o bien, se quiera hacer crecer el sistema con nuevas PS3.
Actualmente existe un proceso de demanda colectiva en contra de Sony ya que muchas instituciones educativas como la Universidad del Estado de Carolina del Norte y la Universidad de Massachussetts, están en situaciones similares, pues debido a su bajo costo, los racimos con PS3 proliferaron. Hasta el momento, Sony ha mantenido silencio en torno a todo el trastorno y caos ocasionado por sus decisiones.
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