La energía abandona el cuerpo y comienza la transformación de la materia.

El principio de Lavoisier, científico francés considerado padre de la química moderna, de que en una reacción química, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma, pareciera no aplicar en el caso de la descomposición cadavérica. Todo indicaría que es un proceso de autodestrucción, aunque en realidad es un proceso químico más. Si un cuerpo no es preparado artificialmente para conservarlo, ni sufre momificación, comienza a presentar cambios desde el momento del fallecimiento que pueden completarse hasta 60 años después.

Los efectos tardíos que se presentan en un cuerpo son rigidez cadavérica o rigor mortis aparecida en un lapso de tres a cuatro horas después de acontecer la muerte y se aprecia en codos, rodilla o mandíbula. Debido a la acción de la gravedad, la sangre se desplaza a las venas de las zonas sobre las que yace el cadáver apareciendo manchas rojas o violáceas en glúteos, espalda y zona posterior de extremidades. La cornea adquiere un aspecto blanquecino en unas 15 horas y no es, sino hasta dos o tres días después, que se produce el fenómeno de putrefacción de diversas sustancias corporales, comenzando, en general, por la zona del abdomen.

A las 72 horas de que se inhuma un cuerpo comienzan a experimentarse cambios relacionados con la descomposición donde intervienen bacterias no patógenas contenidas a nivel intestinal. Las primeras dos fases, cromática y efisematoza duran días y semanas, en tanto que la de cólico-activa registra meses y años, y tiene que ver con la destrucción de órganos, explica el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, Felipe Takahashi Medina.

"El último ciclo, el reductivo, toma décadas y en ella intervienen no sólo la flora y fauna cadavéricas, sino también cuadrillas de insectos, ácaros y demás, que tienen establecido su periodo de llegada. Por ejemplo, un tipo de escarabajos no arriba cuando hay carne fresca, sino cuando han pasado más de ocho meses", especificó Takahashi.

El proceso puede resultar estremecedor para la mayoría de la gente, por lo que existen alternativas para reducir un proceso de descomposición de más de 60 años a unas cuantas horas. Con eso se impide la proliferación de fauna cadavérica y se permite reducir costos y manejo de los residuos.

En comparación con los cuerpos enterrados, señaló Takahashi, las cenizas no tienen ninguna regulación que indique cómo deben ser tratadas, pues “éstas no son dañinas en ningún aspecto”. No hay normatividad que establezca cuál debe ser el destino de los residuos. Se pueden mantener, inhumar o arrojar en algún lugar ya que no conservan contaminantes debido a las altas temperaturas a la que son sometidos.

Para el académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, Felipe Takahashi Medina, convertir un cuerpo en cenizas requiere cerca de tres horas, mientras que los restos inhumados tardan aproximadamente 60 años en volverse residuos áridos.

“El proceso es sencillo –explicó Takahashi–. Se coloca el cuerpo en el incinerador, un lugar cerrado y con temperaturas por encima de los 800 grados centígrados. El tiempo en que permanece dentro de éste es de dos y media o tres horas y depende de las características de tamaño y peso”, entre otros factores.

Pese a la acción del fuego en ocasiones existen tejidos, “sobre todo el óseo”, que tienden a ser más resistentes, que pueden soportar el proceso de cremación. “En caso de que permanezcan pequeños fragmentos de hueso, se introducen en una trituradora y se vuelven polvo”.

La mayoría de las religiones acepta esta práctica, con excepción de los judíos ortodoxos y de los islámicos. A partir de 1983, fecha en que se adecuó el Código de Derecho Canónico, la Iglesia Católica aprobó la cremación de cadáveres. Los altos costos de los servicios funerarios, la falta de espacios en los panteones, e incluso la intención de apresuramiento del proceso de luto entre los deudos del fallecido, son las principales causas de que la cremación vaya en aumento.

Texto Gilberto Quiroz y Claudia Rodríguez Santiago.

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