Su naturaleza y posible modificación con fines bélicos despertaron mi curiosidad. Debido a eso, hice lo imposible para documentar los hechos con lo mejor en esos casos, los libros. La única información en mi poder en ese momento era una dirección de correo electrónico del ingeniero responsable de un ensayo muy bien estructurado sobre el hecho; se trataba de Guido S. Bassler.
La relación con él fue cercana y lejana al mismo tiempo. Cercana, porque siempre estuvo a mi lado para resolver mis dudas. Me ofreció dos libros y un ensayo por escrito de ese tema que tanta curiosidad despertó en mí. Lejana, porque nos separaban horas de viaje. El ingeniero vivía en Argentina y en ese entonces yo radicaba en el Estado de México.
Esa distancia no fue impedimento para que recibiera hasta la puerta de mi casa esa información que tanto necesitaba para difundir los conocimientos generados. Fue así como también me enteré de esa disciplina que no ha podido ser reconocida por la ciencia, pero que es patente y visible para muchos, la radiestesia.
Fui testigo de libros que hablan sobre las radiaciones del planeta generadas por el cruce de líneas de fuerza del campo magnético del planeta y por ríos subterráneos. Tal energía es la explicación a la existencia de esas personas que localizan agua por medio de varitas para cavar pozos y extraer agua.
Precisamente esa energía despedida desde las entrañas de la tierra es la que hace que los instrumentos radiestésicos se muevan en las manos de quienes los manejan. Su influencia beneficia a ciertas plantas y animales y perjudica a otras tantas. Los gatos las aman, pero los perros las odian. Las palmeras las necesitan, pero la mayoría de los árboles las sufren al grado de llegar a su destrucción.
Esa información quedó fija en mi mente y la expresé en una serie de ensayos publicados en prensa escrita y condensados para una entrega más en este blog. Todo quedó hasta allí hasta que tuve la oportunidad de experimentar de alguna manera y en persona todo lo aprendido de Guido S. Bassler.
Tecozautla, un lugar para comprobar todo
Tecozautla es considerado un paraíso natural. Para un servidor, significa un pueblo mágico. Uno de los recursos más escasos para muchos estados de México es en este lugar algo que sobra para repartir, beneficiarse y producir; el agua. Ésta corre abundantemente por ríos y pozos subterráneos a profundidades mayores a 20 metros de profundidad.
De gran pureza es apta para consumo humano y hasta propiedades curativas tiene. Esa agua es utilizada, además, para regar las cosechas de exportación como lo es el pimiento morrón que principalmente es vendido a Canadá. Pero eso no es todo, la cantidad de flujo de agua parece inagotable y corre por millones de litros. Tal tesoro de la naturaleza es utilizado en balnearios ya que como es un recurso en permanente movimiento las albercas no requieren cloro.
El agua que sale de los balnearios, al final del día, va a parar en exclusiva a las cosechas. Pequeñas parcelas incluso pueden encontrarse en algunas calles aledañas al centro histórico de Tecozautla. La vegetación del lugar es peculiar. Por lo regular se encuentran mezquites, garambullos, cactus, biznagas y otras especies que requieren de poca agua. Todas esas plantas que el ingeniero Guido S. Bassler detalla en su literatura como las principales beneficiadas con los campos magnéticos generados por las betas de agua subterráneas.
Una plaga que se pega al tendido eléctrico de muchas de las calles de Tecozautla y forma una especie de bolas parecidas al heno, pudiera estar beneficiada, al igual que las arañas, por la radiación generada por tal cantidad de agua en movimiento debajo de la tierra.
En fin, también especies de árboles que no soportan la energía producida por el movimiento de agua se abren en dos para evitar los cruces de energía e incluso se llenan de tumoraciones. Todo concuerda con las enseñanzas de Bassler, las cuales tuve la oportunidad de compartir con algunos lugareños que me explicaron cómo es que localizan las fuentes de agua para excavar pozos y succionar con potentes bombas el agua para los balnearios.
A mi pregunta los encargados de un balneario contestaron: “Fueron los vareros. Con unas varitas detectan el paso de agua. Cuando la encuentran, con unas máquinas enormes perforan el suelo para extraerla por medio de bombas”.
Fotos tomadas para Mundo y Tecnología por Gilberto Quiroz.
Eso de la radiestesia es muy interesante. Una práctica de hace muchos años...
ResponderEliminarsin duda Tecozautla es maravilloso,lastima que nadie le de la importancia que merece
ResponderEliminarA un servidor le parece un lugar mágico hasta para tener una casa de descanso.
ResponderEliminarun lugar padrisimo que ahora cuenta con mas formas de divertirse y cabe mencionar que cuenta con grandes tradiciones como el carnaval, el dia de muertos, la feria de la fruta y la fiesta del cerrito blanco!, me encta
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