domingo, 14 de marzo de 2010

Hoy, el natalicio de Albert Einstein, aquel hombre que repudiaba la violencia.

Un día como hoy, 14 de marzo, pero de 1879, nació en Alemania una de las grandes personalidades de la ciencia, Albert Einstein. De origen alemán, pero de padres judíos fue nacionalizado estadounidense y tenía una gran inteligencia e inclinación por conservar la paz a nivel mundial. Sin embargo, los conocimientos que logró acumular y su temor a la guerra no le impidieron sentar las bases para la construcción de la primera bomba atómica.

Se hizo famoso tras desarrollar las teorías general y restringida de la relatividad, así como por sus aportes sobre la naturaleza corpuscular de la luz, el efecto fotoeléctrico, el movimiento browniano y la gravedad. Fue siempre, desde niño, una persona que repudiaba la guerra y la violencia, un muchacho tranquilo, aunque rebelde con sus maestros al buscar por sí mismo los mejores métodos para resolver problemas matemáticos. A él se le atribuye la famosa fórmula E=mc2 que relaciona la energía con la masa y la velocidad de la luz. La cabeza del genio siempre estuvo ocupada en entender todo lo que pasaba en el mundo.

A partir de 1919 Einstein recibió el reconocimiento internacional acumulando honores y premios de distintas sociedades científicas, como el Nobel de Física en 1921. Fue entonces cuando muchas universidades le ofrecieron buenas propuestas para poder tenerlo como catedrático. En lo que respecta a su vida personal, cabe destacar su admiración por las mujeres, aunque nunca las antepuso a la ciencia.

Cuando Adolfo Hitler llegó al poder, Albert Einstein ya había abandonado Alemania para irse a los Estados Unidos. Una vez en ese país, ocupó un puesto importante en el Instituto de Estudios Superiores en Princeton Nueva Jersey. En ese momento perdió fuerza en él su muy estricta postura pacifista anterior a la vista de la amenaza que suponía para la humanidad el régimen nazista que pretendía imponer al mundo una "raza pura", la "alemana".

El dato curioso.
Uno de sus sueños era comer uno de los alimentos más caros del mundo, el caviar. Sus colegas Solovine y Habicht decidieron darle gusto en su cumpleaños número 25 y le compraron una ración de ese alimento. El día de la cena, entusiasmado en compañía de la que entonces era su esposa, Mileva Maric, revelaba sus inquietudes científicas mientras cenaba tranquilamente su “regalo” y no reparó en el alimento hasta que sus amigos le dijeron que había degustado del manjar en que siempre soñó. Muere el genio en el año de 1955.

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