El planeta Marte es un verdadero misterio para la ciencia. Investigadores siguen en la búsqueda de la respuesta a su pregunta ¿Existirá vida en ese planeta? El origen de la interrogante no es algo descabellado. En realidad, estudios revelan que existe agua en ese planeta y todo parece indicar, con un poco de imaginación literaria, que antes estaba poblado como la Tierra pero, por alguna razón, llegó al final de su ciclo biológico.
Por todas partes tiene gigantescas montañas, más grandes, incluso, que el Everest, barrancas que harían palidecer al Cañón del Colorado, zonas profundamente agrietadas, mesetas con bordes casi verticales, volcanes más grandes que el inmenso Mauna Loa, regiones donde el terreno ha sufrido catastróficos hundimientos y, sobre todo, cráteres de hasta dos mil kilómetros de largo y cuatro de profundidad.
Los anteriores conocimientos se hicieron posibles después de 1965, cuando las naves norteamericanas Mariner obtuvieron imágenes del también llamado planeta rojo. La mayoría de sus cráteres son de origen meteorítico y comenzaron a formarse desde hace mil millones de años y siguen haciéndolo en la actualidad en un proceso que nunca termina. La intensa actividad volcánica, por su parte, se ha encargado de sepultar gran número de ellos.
En el hemisferio sur de Marte es donde se registra el mayor número de volcanes, entre ellos el Monte Olimpo, con 600 kilómetros de diámetro, que si se colocara a la latitud del Distrito Federal, en México, lo cubriría de costa a costa desde Veracruz hasta Acapulco sobrando todavía una gran porción del mismo. Con sus 25 kilómetros de altura es casi tres veces más elevado que el Monte Everest en la Tierra.
Se han identificado también canales sinuosos de hasta mil 500 kilómetros de largo y hasta 200 de ancho, provocados, a todas luces, por el escurrimiento de grandes torrentes de agua, pues al igual que los ríos terrestres, presentan canales tributarios, islas de forma característica, así como barras y zonas de sedimentación. Además, el altímetro utilizado para medirlos revela que su desarrollo es siempre cuesta abajo.
Marte es un planeta extremadamente seco. No hay mares, ni ríos, ni lagos y si toda el agua presente en su atmósfera se extendiera sobre el planeta apenas lo cubriría con una capa no mayor de una centésima de milímetro. Aún el agua de sus casquetes polares no cubriría el planeta con más de diez metros del vital líquido y la posibilidad de que eso ocurriera es nula, pues están perpetuamente congelados, lo que impide la formación de lluvia.
El planeta rojo constantemente es azotado, sobre todo en primavera, por intensas tormentas de arena que lo llegan a envolver por completo. Lo anterior se evidencia con la presencia de curiosas formas sobre la superficie, entre ellas, inmensas estrías y campos de dunas.
El accidente geológico más espectacular que tiene Marte es el Valle Marineris, un ciclópeo sistema de cañones que se extiende en dos mil 700 kilómetros con seis de profundidad y hasta 200 de ancho, producido por escurrimientos subterráneos de magma volcánico y fusión de masas de hielo subyacentes. Los recientes estudios no han podido confirmar la presencia de vida, pero no se descarta por la evidente existencia de agua.
La riqueza mineral de la superficie de Marte no deja de sorprender a la comunidad científica que recientemente obtuvo fotografías en las que se observan dunas de color rosa y unas marcas oscuras que asemejan árboles o vegetación muerta. La realidad es que esas zonas negras son sedimentos de arena producto de una mezcla de dióxido de carbono y los efectos provocados por el sol que se hacen visibles cuando las dunas se deslizan hacia abajo.
Casi termina la vida útil de las sondas exploradoras.
Por su parte, las sondas exploradoras de Estados Unidos enviadas en el año 2004, se encuentran en malas condiciones de servicio. Spirit ha quedado atrapado en un banco de arena conocido como Troya y Opportunity tiene su panel solar opacado por el polvo marciano y el brazo mecánico dañado, lo que los pone casi al final de su misión.
Uno de los descubrimientos más asombrosos, es la «Cara» de Marte ubicada en la región de Cidonia, que para algunas personas se asemeja a un rostro humano. Mide unos tres kilómetros de largo por 1.5 km de ancho y se ubica a 10 grados al norte del ecuador marciano. Fue fotografiada por primera vez el 25 de julio de 1976 por la sonda espacial Viking 1. El hecho, al igual que la “aparente existencia de pirámides”, no deja de llamar la atención a los creyentes de la vida extraterrestre que buscan respuestas a como se dio la vida en el planeta Tierra. Tan arraigada y poderosa es esa suposición, que se han filmado películas como la llamada "Misión a Marte", en el que se expone una teoría fantasiosa que asombra por su aparente relación con la realidad.
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