martes, 1 de diciembre de 2009

El pan, de los alimentos más antiguos; los primeros hallazgos en Babilonia y Egipto.

Arqueólogos desenterraron hace algunos años fragmentos de pan sin levadura en ruinas prehistóricas de poblados situados junto a lagos en Suiza, quedando demostrado que ese alimento no es sólo el más solicitado en el mundo sino uno de los más antiguos.

Oficialmente las primeras noticias sobre la panificación se remontan a Babilonia y Egipto, tiempo en que ya se elaboraba y consumía una masa cocida preparada con diversos ingredientes, como trigo, huevo, leche, manteca, e incluso, frutas de temporada.

El desarrollo de las civilizaciones en materia gastronómica llevó a los griegos a convertirse en excelentes y esmerados panaderos. Prueba de ello, fue la aparición en la literatura de la diosa Deméter, protectora de la nutrición que tenía espigas de trigo como cabellera. Al paso del tiempo el pan se ha convertido en alimento básico alrededor de todo el planeta debido a sus bondades nutricionales. Sin embargo, el abuso en su consumo fomenta la obesidad cuando está hecho únicamente con harina, agua, sal, levadura, azúcares y grasas saturadas.

Los panaderos preocupados ante la posible disminución en sus ventas buscaron alternativas que hicieran del pan no solo un alimento más saludable sino benéfico a la salud. Así es como se comenzó a producir el pan integral que se diferencia del blanco en que contiene uno o más de los siguientes ingredientes: centeno, ajonjolí, avena y cebada en forma entera que favorece la digestión por su alto contenido de fibra. Tales características ayudan también en las dietas al generar una mayor sensación de saciedad en el estómago y retrasar el lapso digestivo, además de regular la cantidad de azúcar en la sangre y favorecer la función intestinal erradicando el estreñimiento.

Es importante a decir de los expertos, no suspender la ingesta de pan por el temor a subir de peso pues es una fuente de energía rica en hidratos de carbono, vitaminas del grupo B y minerales como sodio y potasio, y agregan que es de capital importancia reconocer el pan integral auténtico del falso, pues en el mercado existe el pseudointegral que si bien es más nutritivo que el blanco no lo es tanto al ser una mera imitación.

Si el pan no cumple con las siguientes características no puede considerarse integral: Su costra debe ser dura y espesa. En su interior el migajón es de color moreno claro y uniforme. No debe presentar grandes bolsas de aire en su interior. Es granuloso y húmedo pues no contiene tanta levadura.

Por su parte, el pan blanco por lo regular es esponjoso, sin coloración y tiende a generar -a excepción del pan de caja- enormes burbujas de aire en su interior, producto de su acelerada fermentación. A excepción de algunas marcas, en el mercado carece de nutrientes a excepción de la fécula de trigo minimizada y despojada de su parte más nutritiva, el germen, que se elimina a través de la refinación a que es sometido.

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