domingo, 12 de julio de 2009

Arum titan, la flor más grande y apestosa del mundo.

Originaria de las selvas de Sumatra en Indonesia, rompe récord al ser la flor más original y grande del mundo, pues florece cada dos o cuatro años, dependiendo del medio que la rodea, es decir, de los factores que la estimulan a la reproducción, y alcanza longitudes cercanas a los tres metros de alto por uno de ancho, con vistosos colores a su interior y un olor muy peculiar que delata su actividad.

Lo que llama la atención de científicos y visitantes a centros botánicos del extranjero donde ha dejado ver su magnificencia, es su fragancia. Para unos huele a cangrejo muerto combinado con un toque de azúcar y olor ácido como el que despide la orina; para otros, hiede como un perro muerto, y para los más osados se asemeja al aroma que despide el excremento.

Denominada Arum titan se describe como una falda entre marrón y violeta, acomodada alrededor de un bulbo con un peso de hasta 78 kilos, que ha registrado llenos totales en jardines especializados de Londres y Estados Unidos. Especialistas han tenido que dedicar hasta seis años de trabajo para lograr su estado de florescencia de escasas horas fuera de su ámbito natural, con resultados sorprendentes.

El pútrido olor que la caracteriza una vez madurado y abierto el bulbo es indispensable para su supervivencia en estado silvestre, pues le sirve para atraer a insectos de su región como la mosca azul, que busca cadáveres para poner sus huevos y así asegurar su descendencia al impregnarlos de polen. Fue descubierta por el botánico italiano Odoardo Beccari en 1878, quien mandó semillas a Inglaterra donde floreció en 1889.

Fue hasta 1937 cuando se apreció en Estados Unidos y fue la sensación del momento, pues aun sin estar rodeadas de su sexo opuesto llegan a generar polen desplegando su actividad sexual, lo cual permite su observación fuera de su medio. Una vez dada la fecundación, la flor se seca dejando al descubierto sus semillas. Para ello gasta mucha energía, lo cual no le permite a la flor sobrevivir más que unos días.

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