viernes, 15 de mayo de 2015

El Quadcopter, uno historia de éxito de código abierto para el mundo.

El ingeniero en aeronáutica Jordi Muñoz desarrolló un piloto automático para aeronaves no tripuladas y creó su propia empresa de vehículos aéreos no tripulados. Actualmente diseña y fabrica equipos como el Quadcopter (nombre en inglés que significa cuatro hélices o propelas), uno de los mini helicópteros de mayor venta.

El aparato diseñado por Jordi Muñoz cuenta con GPS, viaja programado por coordenadas y, opcionalmente, tiene paracaídas que se activa para aterrizar cuando llega a su destino. El investigador de 28 años indicó que sus aplicaciones dependen de la necesidad del usuario.

Señala que quienes lo han adquirido lo han utilizado para la entrega de medicinas en lugares poco accesibles; vigilancia aérea en la construcción del aeropuerto de Palenque; monitoreo de zonas de alto riesgo; revisión de terrenos por parte de inmobiliarias; inspección para detectar plantíos de marihuana, o en el diseño para la construcción de otros robots.

Subrayó que el Quadcopter puede contener grabadoras de audio y cámaras de video con la posibilidad de ver las imágenes en tiempo real; sensores para medir niveles de contaminación; radares para escanear un área y hacer mapas topográficos; así como sensores de temperatura y radiación en caso de incendios o desastres nucleares. “El objetivo de esta última aplicación es minimizar pérdidas humanas”.

El ingeniero en aeronáutica Jordi Muñoz indica que dentro de la lista de sus compradores están la NASA, Walt Disney, General Atomics, Boeing y Northrop Grumman, empresas dedicadas desde al ámbito recreativo hasta la tecnología espacial y la aeronáutica civil y militar y aunque por políticas internas no revelan las aplicaciones que le dan a los productos, queda claro que estos vehículos no tripulados tienen una enorme gama de posibilidades para ser utilizados.

Pero, ¿y la patente? Jordi Muñoz, quien por cierto fue rechazado para estudiar en el IPN ante lo cual tuvo que prepararse profesionalmente en Estados Unidos, no ha registrado ninguno de sus trabajos porque considera que esos trámites frenan el desarrollo de la tecnología; sin embargo, esto ha sido el éxito de su empresa. “Es un fenómeno extraño, pero funciona. Liberas algo gratuito y la sociedad te premia aportándote conocimiento”, indica el destacado especialista.

Muñoz ejerce bajo el sistema de “código abierto”, ya que todos sus trabajos de investigación están publicados para que otros puedan tener acceso y utilizarlos, modificarlos o mejorarlos. Lo redituable es que, en agradecimiento por compartir sus investigaciones, los usuarios lo apoyan con los avances que logran.

“La comunidad mundial me regala sus conocimientos, afirma Jordi Muñoz, y eso me permite ofrecer mis productos a un bajo costo. Una empresa tiene que invertir miles de dólares en un área de diseño con sueldos altos a ingenieros y trámites de patentes; me deshice de esa carga económica y la transferí en ahorro para mis productos. Por ejemplo, un minihelicóptero que tiene un costo en el mercado de 5 mil dólares, yo lo vendo en 200. De esta forma todos ganamos”.

La historia de Jordi Muñoz como empresario inicia cuando viajó de Tijuana a la Ciudad de México, donde buscó ingresar al Instituto Politécnico Nacional para cursar la carrera de ingeniería en aeronáutica. Pero, a pesar de contar con excelentes calificaciones fue es rechazado por esa casa de estudios. Al no tener con otra opción, regresó al norte del país. Posteriormente se contrajo matrimonio con una ciudadana norteamericana y emigra a los Estados Unidos.

Durante ocho meses no pudo trabajar ni estudiar debido a que no contaba con su documento de residencia o Green Card (tarjeta verde), por lo que aprovechaba ese tiempo para desarrollar sus trabajos con la intención de compartirlos con otros aficionados. Edito videos sobre su trabajo y los subió a YouTube, donde Chris Anderson -director de la revista Wired- vio uno de sus videos.

Impresionado Anderson con los trabajos del joven investigador decide formar, junto con Jordi Muñoz, 3Drobotics.com, empresa que ya cuenta con una filial en la ciudad de Tijuana, Baja California, México. Por el desarrollo de su tecnología, Jordi Muñoz fue premiado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) como uno de los diez innovadores mexicanos menores de 35 años.

Es realmente extraordinario que quienes lo han adquirido lo han utilizado para la entrega de medicinas en lugares poco accesibles; vigilancia aérea en la construcción del aeropuerto de Palenque; monitoreo de zonas de alto riesgo; revisión de terrenos por parte de inmobiliarias; inspección para detectar plantíos de marihuana, o en el diseño para la construcción de otros robots. Eso es aplicar los avances tecnológicos en bien de la humanidad.

1 comentario:

  1. HOLA MUY BUENA INVESIGACION, ME HAS SALVADO DE SUSPENDER :-)

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